Oscar R. Ruiz

(en algún lugar tengo que poner y mostrar lo que escribo. Hasta ahora, no encontré uno mejor que éste)

El blog de Oscar Ruiz

5/11/14

VENDAVAL

Que mentiras me trae el viento que no las quiero comprar...


VENDAVAL


Siempre se dijo que la madrugada de ese día de agosto  del setenta y dos cuando Luis Sosa -al que todos apodaban el marino-  se fue del pueblo;  fue la más  fría y oscura que se tenga memoria y que por el contrario, la noche que regresó fue la más templada y cálida que se recuerde. Siempre se dijo y nunca nadie lo puso en duda.
De la primera noche no puedo decir mucho porque pasaron más de cuarenta años y la memoria me falla un poco, pero de la segunda, de cuando Sosa volvió puedo asegurar que fue así como se cuenta  y yo lo sé muy bien porque tuve la suerte o la desgracia de estar presente esa noche.  
Cuando el marino entró al Mimosa - el bar del inglés Aberthyns - arrastrando los pies y corriendo a los empujones las sillas que le estorbaban el paso, el boliche estaba lleno de aquellos clientes habituales y unos cuantos ocasionales.   
Sosa seguramente se debe haber asombrado al darse cuenta que los años que habían pasado no hicieron ninguna mella en el edificio del bar del inglés. Ni los años, ni el frío extremo, tampoco  las tormentas, ni siquiera el ripio suelto, del viejo camino vecinal que muere en el penal de Rawson había logrado marcar las paredes viejas y gruesas del Mimosa. Estaba tal y como el marino Sosa lo recordaba. Ahora las caras eran diferentes -eso sí había cambiado- pero aún todos seguían siendo pescadores  de rostros tallados por el viento de la Patagonia, hombres y mujeres solos y tristes, como siempre fue la clientela del Mimosa.
El inglés vio la silueta inconfundible de Sosa – su  gabán marinero y las manos en los bolsillos - en el vano de la puerta y puso dos vasos limpios sobre el mostrador.
El Marino apenas murmuró a su paso un “noches buenas” con su voz pesada y oscura, esperando alguna respuesta, algún sonido que tape los gritos destemplados de sus propios pensamientos. Pero nadie habló, ninguno de los presentes dijo esta boca es mía, ni siquiera se animaron a respirar fuerte. Que el marino haya vuelto al pueblo era un hecho lo suficientemente importante como para guardar silencio, además aunque muchos no lo conocían personalmente la leyenda del Marino era conocida por todos en el lugar. Se había ido contando de boca en boca durante todos los años que el hombre anduvo por ahí, fuera del pueblo. Como toda leyenda creció en cada fogón, en cada contada de asado o de vinos compartidos y  ya no importaba si el Marino había matado a uno o a diez o había sobrevivido a un pelotón de fusilamiento o era él que había dado la orden de disparar, la leyenda como toda leyenda que se precie  había superado al hecho mismo para convertirse en un símbolo.
Mientras Sosa caminaba hacia el mostrador algunos de los hombres que estaban conversando y bebiendo, se hicieron a un lado, otros se fueron a sentar en alguna mesa escondida del bar. En ese momento no hubo otro sonido en el lugar más que el que genera el choque del pico de una botella de ginebra contra el borde un vaso de vidrio.
El inglés miró a los ojos viejos del hombre que acababa de regresar, le acercó un vaso, levantó el suyo, como gesto de saludo y respeto, y se lo tomó de un sorbo. Le dijo: “va por cuenta de la casa”. Después siguió con sus cosas. No preguntó ni comentó nada. El inglés no conocía la leyenda del marino por comentarios o por el decir de otros, el inglés estaba con él  cuando el marino se convirtió en leyenda. 
Sosa se tomó la ginebra despacio, pensativo y en silencio, un codo apoyado  en el mostrador sosteniendo la cabeza que se apoyaba en la mano mientras la otra mano estaba en el bolsillo de su gabán oscuro, la mirada baja, la espalda encorvada.  
Después, como desde el origen del pueblo, como desde siempre, llegó el viento. El viento del sur, amo y señor del descampado. El viento que se mete por todos y cada uno de los huecos que encuentra, el viento que entra chiflando, a través de las ventanas gastadas que dan al páramo y el acantilado que bordea el Atlántico. Afuera del bar, bramaba en toda su libertad, más fuerte que otras noches; adentro su sonido apenas era apagado por un viejo televisor anclado en un canal de música que emitía constantemente videos que nadie miraba pero todos escuchaban, igual que al  viento.
El marino Sosa apuró un trago y después habló. Habló al aire o a quien quisiera escucharlo, su voz – puedo asegurarlo -  sonaba más oscura y pesada que otras veces, como si fuera a decir una confesión o su último verso si hubiera sido un poeta, pero no, no era un poeta, y dijo: “Sus últimos alientos se volvieron viento, viento del sur, vendaval para que no olvide, para traerme de vuelta hasta este lugar. Un viento helado y fuerte que penetra mis huesos y agujea mi carne con miles de pequeños punzones”.

Apuró de un sorbo lo que quedaba en el vaso, agradeció y salió casi de la misma manera que entró al bar, arrastrando los pies y empujando las sillas. Se detuvo un momento en el vano de la puerta, para cerrarse el gabán oscuro y salió a enfrentar el vendaval de octubre, enseguida cayó al suelo tomándose el pecho dejando ver la camisa totalmente ensangrentada por diecinueve  heridas,  como si diecinueve punzones le hubiesen atravesado profundamente el corazón. 

9/7/14

EL ABUSO DE LOS MEJORES O EL SINDROME DE DAVID

EL ABUSO DE LOS MEJORES O EL SINDROME DE DAVID

El triunfo de los alemanes contra Brasil por paliza , genero algunas cosas tanto en mi como en nuestros compatriotas que de alguna manera me llevaron a tratar de mover algunas neuronas y ejercer el pensamiento.
Digo , si los Alemanes fueron mejores, y jugaron  sin fisuras en forma excelente ¿ porque entonces tengo esa sensación amarga y esa empatía con nuestros eternos rivales brasileros?   Si realmente me hubiera alegrado que Brasil perdiese 1 a 0  o 2 a 1 como máximo, resignando inclusiva las ganas de ver una final entre Brasil y Argentina que por supuesto ganaríamos nosotros. ¿por qué entonces la victoria de los alemanes 7 a 1  no me alegró ni me alegra? . ¿Tendré acaso miedo por el futuro de nuestra selección cuando tengamos que enfrentarnos a ellos y la posibilidad concreta de sufrir el mismo deshonor que nuestros compatriotas latinoamericanos?
Pero más allá de estos temores o dudas, razonables o no, la sensación que tengo y me molesta es que siento que hubo un abuso, una prepotencia, una desigualdad manifiesta. Si a Alemania le bastaba ganar con una 2 a 0. Es más hasta seria entendible un 3 a cero, pero no, los tipos se ensañaron y le metieron siete pepas, que casi fueron 8. Hicieron leña del árbol caído, sintieron el olor a sangre y se zambulleron al ataque como los tiburones, sin piedad.
Y me pregunto ¿el futbol es eso? Y que se yo,  quizás sí, quizás no, pero no me gusta ver como, por más competencia que sea, en lugar de ganar se aniquila al rival.  Y eso es lo que paso. Los jugadores brasileros, seguramente le cueste bastante tiempo reponerse de la vergüenza de formar parte del equipo que sufrió la mayor derrota en una copa del mundo.

Creo que la victoria de Alemania en lugar de elevarlos como a Goliat, nos lleva a todos a mirar a David. Y en ese partido los brasileros fueron los débiles. ¿Seremos nosotros los vengadores?    

6/3/14

3er premio en cuento concurso OSVALDO SORIANO - 2012


Los vientos de Marzo, se llevan los nubarrones. Me acaban de llamar por teléfono para darme la excelente noticia de que he obtenido EL 3er. PUESTO EN LA CATEGORÍA CUENTO DEL CONCURSO OSVALDO SORIANO 2012.  Muy , pero muy contento por haber sido premiado en un concurso de mi ciudad .

26/2/14

Imperiosa fatalidad - Presentación oficial


Los círculos se van cerrando. Imperiosa fatalidad está en mis manos y no puedo menos que agradecer a mucha, muchísima gente, pero especialmente a tres tremendos escritores como son Horacio CONVERTINI; Sebastián CHILANO y Javier CHIABRANDO. quienes se  tomaron el trabajo de leer mi libro, opinar, sugerir y criticar enriqueciendo mi obra.

La presentación oficial se hará el día 15 de Marzo  en un lugar que me permite volver al barrio : ESQUINA MARECHAL - PAMPA 1906 ( Esq. Belgrano) .
Tendré el inmenso gusto de contar como anfitriones nada menos que a Sebastián Chilano y a Santiago Maisonave que dirán algunas palabras sobre el libro y también el placer de escuchar alguno de mis textos leído por Mirta Pérez Llana. Están todos invitados y será un gusto recibirlos.

14/2/14

MIS DOCE DIAS EN SILVERVILLE - El segundo día

II. El segundo día: La fundación de Silverville


El segundo día en Silverville me encontró realizando varias caminatas  por el pueblo.  Decidí  por una cuestión de economía de tiempo ― en ese momento  no tenía ni remotamente pensado quedarme un total de doce días en el pueblo ―  recorrer de punta a punta la calle diagonal  que cruza todo el poblado.
Ese día pude constatar que la misma calle ―  como en tantas otras ciudades ― se denomina  de dos maneras diferentes: Desde el extremo Norte hasta la Alcandía se llama Diagonal Mayor, y desde la Alcaldía hasta el extremo Sur del pueblo  el más coherente nombre de Diagonal Única.
Mi paseo me permitió conocer y entablar conversaciones con varios de los lugareños para saber más de sus costumbres y sus creencias, en definitiva como es su vida en este pueblo. 
Una de las conversaciones interesantes que tuve fue  con el matrimonio de  don Rolando  Achával y su señora doña Elsa Contreras, sobre el nombre del pueblo y sus orígenes.
A pesar de lo que a primera vista pueda parecer o creerse,  el nombre del pueblo no deriva de la cultura anglosajona  y ni es algún analogismo de la palabra plata, Pues no. Nada más alejado de la realidad.  Silverville debe su nombre, como tantos pueblos de nuestro país, y seguramente del mundo, al apellido de su fundador  Don Juan Carlos SIlverado Otuño de María, tercer  heredero soltero de la casa de los Bourbon, hijo bastardo pero reconocido fruto de la relación entre  don SIlverado Otuño de María, segundo heredero de la casa de Bourbon con una moza   mulatona  de la ciudad de Santiago, capital de la República de Chile.
Y la relación en cuestión fue con una dama que vivía en la capital de Chile, porque don SIlverado Otuño de María, tercer  heredero soltero de la casa de los Bourbon era de nacionalidad chilena  y en una expedición en busca de tierras para ampliar el poderío económico de su “casa”  se vio obligado a hacer un alto debido a las inclemencias del tiempo, y allí donde se detuvo, en ese preciso lugar fue donde fundó la ciudad.
El hombre en su travesía evidentemente cruzo la cordillera de los Andes y se adentró en suelo argentino, creo yo  qué sin darse cuenta y debido a la carencia de GPS. Salvo que haya sido una avanzada, uno de los tantos intentos, una muestra más  de los intereses colonialistas de nuestro vecinos por adueñarse de nuestra tan amada Patagonia, que tantos hombres y mujeres de bien dio a nuestra patria. Por suerte la cosa de la apropiación no prospero, y el pueblo quedo fundado en suelo Argentino. Se imaginan a Roca persiguiendo y matando aborígenes chilenos. Seguramente hubiera desencadenado  una guerra entre vecinos.
Y teniendo en cuenta entonces que Silverville es un pueblo argentino  fundado por un chileno, descendiente de españoles es razonable que tenga algunas características propias, una impronta y una particular relación de  los pobladores de Silverville con el país andino, vecino al nuestro.   
Todos sus habitantes, a pesar de tener la nacionalidad argentina, se sienten argentinos y dan loas al asado, Maradona y el dulce de leche. Tienen algunas costumbres extranjeras, más específicamente chilenas. A Papa Noel le dicen viejito pascuero por ejemplo  y a sus mujeres en lugar de decirle “La Patrona” como haría cualquier argentino que se precie, le dicen la polola Y si se van de fiesta se van a carretear. Pero bueno, son costumbres nomas.

Dicen los habitantes que don Juan Carlos SIlverado, cuando fundó el pueblo lo primero que hizo fue  marcar el mapa del futuro caserío y levantar su vivienda, la que poco tiempo después sería la Alcaldía. Su primer acto de gobierno después de la fundación fue nombrar a su lugarteniente Don Eusebio R. Etchegaray como Real recaudador de gabelas y contribuciones  y al capitán don  Ruperto G. Moreno. Le otorgo el cargo de Real controlador máximo. También me contaron los lugareños  que en momento don  Juan Carlos SIlverado Otuño de María, tercer  heredero soltero de la casa de los Bourbon dijo su frase más célebre y terrible , la única que  los silvervilleaínos  nunca olvidan, la  frase que los marcó  y que se transmite de generación en generación convirtiéndose casi en un mantra: “Primero me salvo yo. Los demás que se caguen” Quizás por eso, en un gesto inmortalizado en piedra, su estatua en el medio de la diagonal mayor está haciendo el típico corte de mangas. 

6/1/14

MIS DOCE DÍAS EN SILVERVILLE

Buscando en la baulera la caja donde guardamos el arbolito de navidad, encontré una vieja agenda de viaje que solía llevar siempre conmigo. Ahí dentro estaba las anotaciones de mi experiencia en un pueblo llamado Silverville, donde estuve doce dias viviendo.  Les dejo mis impresiones del primer dia 



I  - El primer día: Como es Silverville

Silverville, apenas es un pueblo  perdido en medio de la nada. Un pueblo olvidado de Dios y desconocido para los hombres, salvo por supuesto los que viven allí, y esta humilde marplatense que lo descubrió de pura casualidad, en las vacaciones de diciembre del ´83. Yo era joven y arriesgado en ese entonces. Había decidido aventurarme hacia la Cordillera a escalar un poco y gracias a mi inexperiencia me perdí. Desorientado buscando el camino de regreso a la civilización  entonces de casualidad  encontré el pueblo donde me quede conviviendo con los lugareños doce días, tiempo breve pero más que enriquecedor y suficiente para conocer muchas de las características de los habitantes de este extraño lugar. 
Desde el punto de vista geográfico está ubicado sobre el lado argentino de la cordillera de los Andes, y se puede decir, simplificando, que está casi a la altura del medio, allí donde la provincia de Buenos Aires termina su panza.   Para los que les gustan los detalles y las exactitudes:  específicamente está ubicado en los puntos 37 grados 52 minutos de latitud  Sur  y  70 grados  58 minutos de longitud Oeste, asunto fácilmente comprobable por cualquiera de los amables lectores de esta crónica, gracias a los avances tecnológicos del Google Earth.  
El pueblo es básicamente un cuadrado. Compuesto por apenas 22 calles horizontales  y una diagonal.  En el centro del pueblo, por supuesto,  está levantado el  edifico donde se ubica la Alcaldía, (porque no tienen intendente sino Alcalde) lugar donde además de desarrollar las actividades de gobierno viven el Alcalde y los doce concejeros populares, por todo el término de su mandato.  
A partir del centro geográfico del pueblo  - la Alcaldía -   se distribuyen  once calles horizontales  hacia el Norte y once hacia el Sur del pueblo. Las calles horizontales no tienen una extensión importante, cálculo que a lo sumo tendrán entre novecientos y mil doscientos metros. El cálculo, al carecer de calles verticales e instrumentos de medición adecuados no me ha resultado fácil de determinar.
La diagonal atraviesa la totalidad del pueblo de punta a punta, de derecha a izquierda, marcando en cierto modo la tendencia política de sus habitantes.
Para más detalle, pueden observar  el pequeño mapa que adjunto, hecho a mano alzada en mis hojas cuadriculadas de agenda que siempre suelo llevar conmigo a mis vacaciones. 
Como puede verse en ese rustico dibujo  entre cada  calle horizontal se encuentran ubicadas de manera paralela, tremendas acequias de generosas medidas (15 mts. de ancho por 4 mts. de profundidad). En el mapa pintadas de color negro,  las cuales más que acequias  constituyen verdadero canales de navegación, aun a pesar que en Silverville no hay barcos. Por dichas acequias  circula el agua que abastece a todos los vecinos de la calle para satisfacer todos sus requerimientos
Según dicen sus gobernantes, el trazado de la ciudad está diseñado de manera tal que favorezca el ejercicio y la caminata  - no existen, por supuesto,  automóviles en Silverville -   y  al haber solamente calles horizontales, los habitantes cuando quieren ir a visitar algún vecino de otra calle, por ejemplo,  no les queda más remedio que utilizar la diagonal  y pasar indefectiblemente por el centro del pueblo, es decir la Alcaldía.  
Dicen tanto los pobladores como algunos viejos libros que referencian a la fundación del pueblo, que esté diseño arquitectónico ideado por su fundador, un amante del ejercicio físico, asegura la calidad de vida de sus pobladores ya que se ven obligados a hacer largas caminatas diarias, aunque mas no sea ir a comprar yerba al almacén de ramos generales. Otros mal pensados opinan que es una manera de tener controlado  el movimiento de los pocos habitantes del lugar, asunto que  no he podido corroborar
Al estar Silverville, alejada de los centros urbanos densamente poblados y carecer de cualquier medio moderno y  electrónicos de información,  los  habitantes estables se vieron inmunizados de las tendencias y cuestiones que afectan al resto de sus conciudadanos nacionales,  conformando los que normalmente  denominamos como el ser nacional. Los silvervilleaínos (podemos denominarlos con este gentilicio, que queda mejor que silvervilleros)  han logrando de esa manera generar una idiosincrasia propia y auténticamente independiente, libre y soberana. En otras y simples palabras. En Silverville, la gente hace lo que se les canta y cada cual canta como quiere.
El pueblo tiene aproximadamente unos cinco mil habitantes, y digo aproximadamente ya que a los silvervilleaínos no les interesa en absoluto saber cuántos son, por lo que hace ya un siglo que dejaron de contarse. Llevan eso sí un registro rudimentario de nacimientos y fallecimientos, pero no es muy confiable. Las estadísticas no son su fuerte. También tienen varias cabras, vacas y caballos, pero no se sabe cuantos son . 
Una organización social, que podría decirse clásica, tradicional, hasta un  poco medieval.  Dirige el destino de los habitantes un alcalde y doce consejeros, lo que nosotros llamamos concejales. Son elegidos por voto popular y cantado cada diez años, práctica que por supuesto ha generado disputas y rencillas entre los vecinos que perduraron varios años.  
También, seguramente como un viejo resabio de las épocas de la colonia, parecería ser que los vecinos que tienen sus casas más cerca de la alcaldía y de la diagonal son los más pudientes o al menos los más influyentes . Lo que sí es cierto e irrefutable es que  como son los que menos caminan, pues son los más gordos.
En general los lugareños son hospitalarios con los extranjeros una vez vencido el recelo natural a lo desconocido, algo generosos y excelentes cocineros de carne de ave asada (cóndores y demás bichos alados autóctonos de la zona cordillerana). Ante la escasez y dificultad para conseguir en abundancia estas aves, los lugareños los crían en cautiverio, cortándole las alas  para que no puedan elevarse en ningún sentido. Los tratan como si fueran mascotas. Están bien alimentados y hasta los entretienen llevándolos a ver partidos de futbol los domingos pero de ninguna manera dejan que remonten vuelo   
He podido determinar, gracias a mis conversaciones con varios de los habitantes del pueblo que se encuentran limitados seriamente para crecer en infraestructura ya que se niegan terminantemente a cambiar la traza del pueblo, aborrecen los números impares y las líneas verticales, con lo que , dicen , jamás construirán calles con esa orientación , de forma que  para que se pueda construir una calle más, están obligados a construir dos, para no romper la armonía  norte – sur, con sus respectivas acequias/canales , lo que implica una erogación que los habitantes del pueblo no pueden ( y creo que tampoco están dispuestos) a costear. Bajo ninguna razón aceptan construir calles verticales o en número impar, y a pesar de mi insistencia, no logre sacar palabra alguna que aclare tal extraña razón. Quizás antes de que abandone este pueblo pueda descubrirlo
La única forma de entrar o salir del lugar, como puede observarse en el rudimentario mapa, es por medio de los extremos de la diagonal. Generalmente se entra por la diagonal orientada hacia el norte y se sale del pueblo por la diagonal orientada hacia el Sur.
Tanto el alcalde como los doce consejeros son elegidos por voto popular cada diez años y  viven todos juntos en el edifico comunal, mientras dure su mandato. Todos los familiares directos y los no tan directos trabajan en la alcaldía junto a los elegidos para proteger y mejorar la calidad de los silvervilleaínos.
No poseen, como es natural en un pueblo olvidado luz eléctrica, de forma que  se rigen por los ciclos naturales: tienen más actividad social en verano cuando  los días son más largos y mucho menos en invierno. Y si disponen de abundante cebo, fabrican velas, muchas velas.
El agua se obtiene por los deshielos y es encausada a las acequias/canales mediante un complejo sistema de bombas, poleas y mecanismos mecánicos que no supe determinar, ya que la ciencia mecánica está muy alejada de mis preocupaciones y/o conocimientos. En verano como debe ser abunda y en los inviernos, época de seca,  escasea de manera importante
A pesar de estos pequeños inconvenientes, los habitantes de Silverville han logrado encontrar una solución  que el resto de los habitantes de nuestro país debería imitar. Podríamos resumirlo  así: En Silverville  lo que dice el Alcalde y sus funcionarios, es,  o,  lo que no se dice,  no existe”.  Por ejemplo en las épocas de seca donde el agua escasea, hasta el límite de desaparecer, la gente en sus conversaciones cotidianas se felicitan por lo tersa que tienen la piel o lo hermoso que le quedo el cabello recién lavado , aunque lleven semanas de tierra acumulada y el olor a transpiración y mugre sea más que importante .
El Alcalde anuncia por decreto, generalmente en esas épocas seis o siete días de Carnaval, donde la gente tira bombuchas infladas con  tierra en lugar de agua (que no hay), pero todos ríen, saltan y bailan como si estuvieran jugando realmente con agua.
Si dicen que están bien, pues están bien. Si dicen  que no hace frio en invierno ni calor en verano, pues es así, o por lo menos lo viven así, salvo yo que por supuesto no estaba compenetrado de la cultura del lugar y por las noches cuando la temperatura bajaba a casi cero grado me cagaba de frio. Pero era un problema mío, sin duda.  Por ejemplo jamás pude  leer de noche cuando la única vela de que disponía debido al racionamiento por la escasez de sebo, se apagaba. El resto de los lugareños continuaban leyendo en voz alta, como si nada aunque creo que se aprendían de memoria los textos de día para repetirlos en la oscuridad  

Bueno, por hoy es suficiente. Mañana sera otro día.