Oscar R. Ruiz

(en algún lugar tengo que poner y mostrar lo que escribo. Hasta ahora, no encontré uno mejor que éste)

El blog de Oscar Ruiz

23/6/11

HORAS


Es que  hay algo  más parecido a la paz, que una calle marplatense – por ejemplo Irigoyen - , a las 2 de la mañana un  lunes 30 de Mayo, sintiendo el aire fresco y frio sobre la cara y todo el silencio de la noche en una ciudad dormida
Tengo que reconocer que me genera una sensación muy especial, difícil de describir casi cercana  a la fascinación
Eso si, no es igual ni tan intensa  como la que me provoca salir de mi casa , en invierno,  alrededor de las 5 de la mañana, cualquier día de semana, - obligado por el laburo a tener que iniciar un viaje a alguna localidad cercana  -   recorrer las calles de mi ciudad, vacías y casi en silencio absoluto , y empezar a ver  las luces  de los baños o los dormitorios de las casas que se empiezan a prender,  avisándome que sus dueños  se levantaron y  automáticamente , se me instala en la mente la fantasía de  imaginarme o de querer saber ,  cómo es la vida de esa gente  desconocida, anónima y que con seguridad no conoceré jamás, que es lo que están haciendo , si estarán  enfermos , o simplemente se levantaron al baño a mear , de que trabajan ,  si viven solos o no  , si discutieron con su pareja , si recién llegaron a su casa o se están levantando para empezar el día, si son felices o por el contrario los aqueja un dolor  que los obliga a deambular por la casa  .
La ciudad se despierta, se despereza ,empieza a andar y yo me estoy yendo de ella
Es la hora de los tangos melancólicos silbados bajitos, o para  escuchar  ese  violín tibio, dulce, envolvente  y ancestral  del   Chango Spasiuk  en “Tristeza”.
Es la hora del alma recién levantada, - con suerte , con mucha suerte -  nueva y limpia
Hora  de crepúsculo, de sonámbulos y trasnochados,  de soledades o de visitas pasajeras que llenan un rato. Hace un tiempo atrás , de prender el primer cigarrillo del día  o apurar el ultimo trago,  De poner el agua en el fuego para el mate  mirando la llama de la hornalla casi como hipnotizado, o la negrura de la calle a través de la ventana de la cocina ,y por supuesto lo mejor :  de estar a solas conmigo mismo, mis utopías y mis miserias. 
Es una  hora casi, casi  eterna, que dura muchísimo  mas  que los 60 minutos estandarizados y aprendidos, depende de que, quien  y cuando, interrumpa en nuestros pensamientos  
Esa hora que marca  la línea entre el fin de un día y el comienzo de otro,  tiene una atracción para mi , fascinante y casi mágica  .