Oscar R. Ruiz

(en algún lugar tengo que poner y mostrar lo que escribo. Hasta ahora, no encontré uno mejor que éste)

El blog de Oscar Ruiz

6/1/14

MIS DOCE DÍAS EN SILVERVILLE

Buscando en la baulera la caja donde guardamos el arbolito de navidad, encontré una vieja agenda de viaje que solía llevar siempre conmigo. Ahí dentro estaba las anotaciones de mi experiencia en un pueblo llamado Silverville, donde estuve doce dias viviendo.  Les dejo mis impresiones del primer dia 



I  - El primer día: Como es Silverville

Silverville, apenas es un pueblo  perdido en medio de la nada. Un pueblo olvidado de Dios y desconocido para los hombres, salvo por supuesto los que viven allí, y esta humilde marplatense que lo descubrió de pura casualidad, en las vacaciones de diciembre del ´83. Yo era joven y arriesgado en ese entonces. Había decidido aventurarme hacia la Cordillera a escalar un poco y gracias a mi inexperiencia me perdí. Desorientado buscando el camino de regreso a la civilización  entonces de casualidad  encontré el pueblo donde me quede conviviendo con los lugareños doce días, tiempo breve pero más que enriquecedor y suficiente para conocer muchas de las características de los habitantes de este extraño lugar. 
Desde el punto de vista geográfico está ubicado sobre el lado argentino de la cordillera de los Andes, y se puede decir, simplificando, que está casi a la altura del medio, allí donde la provincia de Buenos Aires termina su panza.   Para los que les gustan los detalles y las exactitudes:  específicamente está ubicado en los puntos 37 grados 52 minutos de latitud  Sur  y  70 grados  58 minutos de longitud Oeste, asunto fácilmente comprobable por cualquiera de los amables lectores de esta crónica, gracias a los avances tecnológicos del Google Earth.  
El pueblo es básicamente un cuadrado. Compuesto por apenas 22 calles horizontales  y una diagonal.  En el centro del pueblo, por supuesto,  está levantado el  edifico donde se ubica la Alcaldía, (porque no tienen intendente sino Alcalde) lugar donde además de desarrollar las actividades de gobierno viven el Alcalde y los doce concejeros populares, por todo el término de su mandato.  
A partir del centro geográfico del pueblo  - la Alcaldía -   se distribuyen  once calles horizontales  hacia el Norte y once hacia el Sur del pueblo. Las calles horizontales no tienen una extensión importante, cálculo que a lo sumo tendrán entre novecientos y mil doscientos metros. El cálculo, al carecer de calles verticales e instrumentos de medición adecuados no me ha resultado fácil de determinar.
La diagonal atraviesa la totalidad del pueblo de punta a punta, de derecha a izquierda, marcando en cierto modo la tendencia política de sus habitantes.
Para más detalle, pueden observar  el pequeño mapa que adjunto, hecho a mano alzada en mis hojas cuadriculadas de agenda que siempre suelo llevar conmigo a mis vacaciones. 
Como puede verse en ese rustico dibujo  entre cada  calle horizontal se encuentran ubicadas de manera paralela, tremendas acequias de generosas medidas (15 mts. de ancho por 4 mts. de profundidad). En el mapa pintadas de color negro,  las cuales más que acequias  constituyen verdadero canales de navegación, aun a pesar que en Silverville no hay barcos. Por dichas acequias  circula el agua que abastece a todos los vecinos de la calle para satisfacer todos sus requerimientos
Según dicen sus gobernantes, el trazado de la ciudad está diseñado de manera tal que favorezca el ejercicio y la caminata  - no existen, por supuesto,  automóviles en Silverville -   y  al haber solamente calles horizontales, los habitantes cuando quieren ir a visitar algún vecino de otra calle, por ejemplo,  no les queda más remedio que utilizar la diagonal  y pasar indefectiblemente por el centro del pueblo, es decir la Alcaldía.  
Dicen tanto los pobladores como algunos viejos libros que referencian a la fundación del pueblo, que esté diseño arquitectónico ideado por su fundador, un amante del ejercicio físico, asegura la calidad de vida de sus pobladores ya que se ven obligados a hacer largas caminatas diarias, aunque mas no sea ir a comprar yerba al almacén de ramos generales. Otros mal pensados opinan que es una manera de tener controlado  el movimiento de los pocos habitantes del lugar, asunto que  no he podido corroborar
Al estar Silverville, alejada de los centros urbanos densamente poblados y carecer de cualquier medio moderno y  electrónicos de información,  los  habitantes estables se vieron inmunizados de las tendencias y cuestiones que afectan al resto de sus conciudadanos nacionales,  conformando los que normalmente  denominamos como el ser nacional. Los silvervilleaínos (podemos denominarlos con este gentilicio, que queda mejor que silvervilleros)  han logrando de esa manera generar una idiosincrasia propia y auténticamente independiente, libre y soberana. En otras y simples palabras. En Silverville, la gente hace lo que se les canta y cada cual canta como quiere.
El pueblo tiene aproximadamente unos cinco mil habitantes, y digo aproximadamente ya que a los silvervilleaínos no les interesa en absoluto saber cuántos son, por lo que hace ya un siglo que dejaron de contarse. Llevan eso sí un registro rudimentario de nacimientos y fallecimientos, pero no es muy confiable. Las estadísticas no son su fuerte. También tienen varias cabras, vacas y caballos, pero no se sabe cuantos son . 
Una organización social, que podría decirse clásica, tradicional, hasta un  poco medieval.  Dirige el destino de los habitantes un alcalde y doce consejeros, lo que nosotros llamamos concejales. Son elegidos por voto popular y cantado cada diez años, práctica que por supuesto ha generado disputas y rencillas entre los vecinos que perduraron varios años.  
También, seguramente como un viejo resabio de las épocas de la colonia, parecería ser que los vecinos que tienen sus casas más cerca de la alcaldía y de la diagonal son los más pudientes o al menos los más influyentes . Lo que sí es cierto e irrefutable es que  como son los que menos caminan, pues son los más gordos.
En general los lugareños son hospitalarios con los extranjeros una vez vencido el recelo natural a lo desconocido, algo generosos y excelentes cocineros de carne de ave asada (cóndores y demás bichos alados autóctonos de la zona cordillerana). Ante la escasez y dificultad para conseguir en abundancia estas aves, los lugareños los crían en cautiverio, cortándole las alas  para que no puedan elevarse en ningún sentido. Los tratan como si fueran mascotas. Están bien alimentados y hasta los entretienen llevándolos a ver partidos de futbol los domingos pero de ninguna manera dejan que remonten vuelo   
He podido determinar, gracias a mis conversaciones con varios de los habitantes del pueblo que se encuentran limitados seriamente para crecer en infraestructura ya que se niegan terminantemente a cambiar la traza del pueblo, aborrecen los números impares y las líneas verticales, con lo que , dicen , jamás construirán calles con esa orientación , de forma que  para que se pueda construir una calle más, están obligados a construir dos, para no romper la armonía  norte – sur, con sus respectivas acequias/canales , lo que implica una erogación que los habitantes del pueblo no pueden ( y creo que tampoco están dispuestos) a costear. Bajo ninguna razón aceptan construir calles verticales o en número impar, y a pesar de mi insistencia, no logre sacar palabra alguna que aclare tal extraña razón. Quizás antes de que abandone este pueblo pueda descubrirlo
La única forma de entrar o salir del lugar, como puede observarse en el rudimentario mapa, es por medio de los extremos de la diagonal. Generalmente se entra por la diagonal orientada hacia el norte y se sale del pueblo por la diagonal orientada hacia el Sur.
Tanto el alcalde como los doce consejeros son elegidos por voto popular cada diez años y  viven todos juntos en el edifico comunal, mientras dure su mandato. Todos los familiares directos y los no tan directos trabajan en la alcaldía junto a los elegidos para proteger y mejorar la calidad de los silvervilleaínos.
No poseen, como es natural en un pueblo olvidado luz eléctrica, de forma que  se rigen por los ciclos naturales: tienen más actividad social en verano cuando  los días son más largos y mucho menos en invierno. Y si disponen de abundante cebo, fabrican velas, muchas velas.
El agua se obtiene por los deshielos y es encausada a las acequias/canales mediante un complejo sistema de bombas, poleas y mecanismos mecánicos que no supe determinar, ya que la ciencia mecánica está muy alejada de mis preocupaciones y/o conocimientos. En verano como debe ser abunda y en los inviernos, época de seca,  escasea de manera importante
A pesar de estos pequeños inconvenientes, los habitantes de Silverville han logrado encontrar una solución  que el resto de los habitantes de nuestro país debería imitar. Podríamos resumirlo  así: En Silverville  lo que dice el Alcalde y sus funcionarios, es,  o,  lo que no se dice,  no existe”.  Por ejemplo en las épocas de seca donde el agua escasea, hasta el límite de desaparecer, la gente en sus conversaciones cotidianas se felicitan por lo tersa que tienen la piel o lo hermoso que le quedo el cabello recién lavado , aunque lleven semanas de tierra acumulada y el olor a transpiración y mugre sea más que importante .
El Alcalde anuncia por decreto, generalmente en esas épocas seis o siete días de Carnaval, donde la gente tira bombuchas infladas con  tierra en lugar de agua (que no hay), pero todos ríen, saltan y bailan como si estuvieran jugando realmente con agua.
Si dicen que están bien, pues están bien. Si dicen  que no hace frio en invierno ni calor en verano, pues es así, o por lo menos lo viven así, salvo yo que por supuesto no estaba compenetrado de la cultura del lugar y por las noches cuando la temperatura bajaba a casi cero grado me cagaba de frio. Pero era un problema mío, sin duda.  Por ejemplo jamás pude  leer de noche cuando la única vela de que disponía debido al racionamiento por la escasez de sebo, se apagaba. El resto de los lugareños continuaban leyendo en voz alta, como si nada aunque creo que se aprendían de memoria los textos de día para repetirlos en la oscuridad  

Bueno, por hoy es suficiente. Mañana sera otro día.