Oscar R. Ruiz

(en algún lugar tengo que poner y mostrar lo que escribo. Hasta ahora, no encontré uno mejor que éste)

El blog de Oscar Ruiz

12/3/13

EL RELATO DEL MES : MARZO



Bueno, amigos, el almanaque me dice que estamos cerca del quince  de marzo y es cuando debo subir el relato del mes a mi blog. Primero  porque se los había prometido y no solo no queda bien no cumplir, sino que no es lo mío,  eso de andar abandonando las cosas al poco tiempo.

Pero Febrero fue un mes de mucha actividad social, mucho cumple de gente querida, y mucha mesa en la vereda de  cerveza con maní.

Encima con un cuento dándome vuelta por la cabeza, con una historia buenísima y corrigiendo, corrigiendo y más corrigiendo.  De modo que poco escribí para el blog,  solo puedo contarles esta 

 

BREVISIMA  HISTORIA DE TU REGALO DE CUMPLEAÑOS


Termino el mes de Febrero y se me vino tu cumpleaños encima,  y la pura verdad es que a esa fecha no tenía la más remota idea que regalarte.
Pero el ultimátum ya había sido emitido: “Pensá en lo que me gustaría que me regalaras”, me dijiste un mediodía en el garaje cuando yo, inocente y como un hombre normal, común y corriente, te pregunte: ¿Que queres que te regale para tu cumpleaños?
Los días pasaban, y yo, seguía sin tener la más remota idea que regalarte. Buscaba algo diferente, que no sea más de lo mismo, pero  teniendo en cuenta las limitaciones impuestas desde siempre (ni se te ocurra regalarme una licuadora, es MI cumpleaños, así que debe ser un regalo para MI), las posibilidades no eran muchas.
En estos más de veinte y pico de años que estamos juntos, creo haberte regalado casi todo lo que se le puede regalar a una esposa (dentro de los valores materiales aceptables a nuestro  presupuesto). En el mes de Marzo por tus manos, a través de los años desfilaron: polleras, aros, pulseras, bombachas, corpiños, suéteres, zapatos y sus variedades, (chinelas, sandalias, ojotas, chatitas, etc.) camisas, remeras,  anillos, bolsos y sus variedades (carteras, billeteras, bolsos playeros, de tarde, bolsitos de cosméticos, de cositas, porta documentos, bolsones, valijas, etc.), chalinas, discos primero  CD después, agendas, libros, tarjetitas, cenas, escapadas románticas, anillos, colgantes, perfumes, flores, chocolates y bombones, etc. etc. y más etc. 
Bueno, la cosa es, que me fui complicando con la oficina, y las cuentas, y lo que había que hacer, y el resfrío, la tos y todo eso que vos yá sabes, y se me pasaron los días.
Hasta que de pronto, hace muy poco, me di cuenta, me ilumine. Lo que realmente quería darte y lo que realmente creo qué queres es: Tiempo
De modo que,  definido el asunto, solo me quedaba llevarlo a cabo, es decir comprarlo. Salí a buscarlo. Lo trate de conseguir en los negocios del  barrio Libertad,  en el Puerto, en los bancos y casas de crédito, en los bares tangueros de la Perla,   en la casa de Osias el osito en mameluco que paseaba  por la calle Chacabuco, en los negocios de la calle Guemes, Juan B. Justo o San Juan.
No conseguí nada. Absolutamente nada. Y es lógico. Nadie vende tiempo, a lo sumo te lo prestan o te lo alquilan. Lo único que venden es un aparato, más o menos lindo, más o menos caro, que sirve para medirlo, pero tiempo lo que se dice tiempo, no te lo vende nadie. Y no importa si es bueno o malo, si es de calidad  o berreta, eso no interesa. Basta la sola mención que queres comprárselo para que tomen plena conciencia de su escasez y se nieguen  en  forma absoluta y terminante a vendértelo. Cada uno lo atesora como lo más preciado de su vida, aunque hasta ese momento no sepan cuanto lo quieren o lo desperdician,  aunque no se lo digan a nadie. Yo les decía que es un poco, solamente, que es para regalárselo a la persona que amo. Nada, no hay caso. 
De manera qué,  ante el fracaso de poder conseguir y comprarte tiempo en el mercado, la única opción que me queda, dado el vencimiento imperioso del plazo  (solo faltan treinta  minutos para  que comience  tu cumpleaños), es darte un poco del mío.  
Por lo tanto, mi amor, te regalo: Dos medias mañanas por mes de mis  sábado ingles. Las tardes de domingo lluvioso de películas, mate y pochoclos. Algunas de mis noches (pero no esas que estoy con mis amigos) en que escucho la música que me gusta  y me tomo uno que otro whisky.  Mis horas de sueño profundo, para que cubras tus horas desveladas. Mis momentos de alegría para que se lleven  tu tristeza. Mis esporádicos y escasos días de paz,  para que los metas entre tus enojos. Y por último el tiempo de las mañanas, ese que flota entre mate y mate, antes de tener que irme a trabajar.  
Y para que siempre te acuerdes, también te regalo uno de esos aparatos  más o menos lindo, más o menos caro  para poder medirlo, pero eso es lo de menos, ¿me parece? Feliz Cumpleaños, con amor, Oscar


2 comentarios:

  1. Muy bueno Oscar, Tiempo...lo mejor que podemos dar de nosotros jejeje. Me gusto el cuento. Abrazos.

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  2. Muchas Gracias Marcos, me alegro que te guste. Abrazos y a seguir narrando

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