EL RELATO DEL MES : FEBRERO 2013
Barrio
feo, boliche feo, caras feas. Decididamente: es un lugar feo. Pero tengo que hacerlo, no hay otra
alternativa, así que apuro el paso y entro al bar.
―¡Hola!.
―Que
te traigo, flaco.
―Una
Coca con Fernet. ¿El baño, jefe?.
El
tipo señala con la cabeza una puerta pintada de verde
fluo. Mientras camino hacia ella, alcanzo a decirle: ¡Sin hielo, y que el
Fernet sea Branca!.
Ojala
este medianamente limpio y usable,
pienso. Abro la puerta y verifico una vez más, que jamás se hacen realidad mis
pensamientos.
Cuando
vuelvo, sobre la mesa de formica hay un vaso lleno hasta la mitad con Fernet ¿Branca? , dos hielos y una Pepsi abierta
sin servir. La facha del tipo que
atiende no me da para hacer reclamos. Tengo que tener
presente que acá no juego de local, y el ambiente no es el de Puerto Madero.
La
bebida no es lo único que encuentro. Está sentado en la mesa un muchacho que sin ningún tipo de problema se
empieza a tomar mi Fernet ¿Branca? sin
agregarle ni una gota de Pepsi, y otro muchacho un poco menor, sentado en la mesa de al lado. Esperaba otra cosa,
estos son dos tipos comunes y vestidos un poco raro, como se visten ahora, ¿no?
Gorrito yankee con visera, buzo dos talles más grandes y pantalones que parecen
cagados. Nunca entendí esa forma de vestirse, pero bueno no es asunto mío. Me
arrimo, digo hola y amago a sentarme. El
de mi mesa, me mira, el otro prende un faso. Me inunda el olor a marihuana.
―¿Quién
te manda a vos? ―me pregunta
―Nicolino.
Nicolino me manda. El de la 39, sabes quién es no? el que tiene la ferretería, que es pelado y
que además se…
―Ta’
bien, ¿te dijo como es este negocio?.
―No,
no. Para nada. De eso no hablamos, no correspondía, me dijo que él no se metía, que no iba en
nada, que solo me hacia el contacto y que ustedes me lo explicaban todo y
además que cualquier cosa yo po...
―Pará.
Pará. Habla menos chabón, habla menos. Pará la oreja, porque no lo digo otra
vez. Me traes una foto y me pasas la data que tengas del quía, donde vive,
donde labura, todas las boludeces que sepas del quía. Lo estudiamos y después
te digo. En un par de semanas te llamo. Yo
te llamo, ´tamos. Mañana estate acá a
esta hora. Le dejas las cosas al Tucán, el de la barra, el narigón. Yo te llamo
Chau. Paga y tómatelas.
Ya
es mañana, volví al bar, a la misma hora, le deje el sobre con los datos al
tipo de la barra, el tucán y me fui.
Pasaron
como dos semanas y me llamaron. Me dijeron que vaya al bar a las nueve. Fui. El
tucán apenas me dio entrar, agarro una botella sin etiqueta, tenía un líquido negro que de lejos parecía
Fernet. Sirvió un vaso grande le puso dos hielos y abrió una Pepsi. Me trajo
todo a la misma mesa donde me había sentado unos meses atrás. Con la cabeza me
señalo la puerta verde fluo. Me fui al baño. Cuando volví estaban los dos
pibes.
―Bueno jovato, tenés suerte. Agarramos el laburo.
Tardamos en hacerlo un mes, más o menos. Te sale treinta lucas. Nosotros te
avisamos cuando está hecho, ´tamos, nos traes mañana la mitad de la guita, y antes
que cerremos pones la otra mitad. El
laburo no es fácil, el quía es conocido
y tiene muchos contactos, después, si te he visto no me acuerdo, ‘ tamos, ojo
una vez cerrado no hay marcha atrás, eh.
―Bueno,
bueno está bien, pero no sé si para
mañana consigo la plata, te puedo armar algo de efectivo y un cheque para la
semana que viene, ¿te parece?
―¡Vos
sos pelotudo o te haces!. Venite con la
guita, si nó, no hay laburo, ´ tamos, la
traes acá chabón, quédate tranquilo que
nadie te va a tocar, saben que es para nosotros. Chau. Pagá y tómatelas.
Me
dijo y se mando de un trago el vaso con el Fernet sin Pepsi.
Otra
vez es mañana, misma hora, misma mesa, llevé la plata, apareció el flaquito.
―¿Tenés el paquete?.
―Si.
―Mejor.
Toma este celu, no se lo mostras a nadie, ni le das el numero. A este teléfono
te vamos a llamar nosotros, por cualquier
cosa. Cuando el laburo este terminado lo tiras al riachuelo, ´tamos.
―Si,
si, estamos, está bien, pero quería
decirte algo antes.
―¿Qué
queres?.
―Dos
cositas nada más, la primera como sé que no me van a joder.
―No
lo sabes, esto es así, jamás dejamos un trabajo sin hacer, somos los mejores en
este negocio, por algo nos viniste a ver.
―Bueno
está bien ahora…la segunda, como te
digo, eh. Mira, está todo bien, pero la
verdad es que es un poco caro, la cosa
esta difícil, el trabajo se cayó mucho,
ya no es como antes.
―Qué
te pasa, ¿te estás arrepintiendo?, el precio es ese, ya te lo dijimos chabón.
―No,
no, nada de eso, solo que pensaba, como es mucho, viste, si no podían hacerme
una atención, como un plus viste, que se yo, algo más, yo tengo muchos
conocidos que les darían trabajo seguro, y si yo estoy conforme mis referencias valen. Yo
les pago las treinta lucas, como arreglamos, pero hagan un esfuercito, no les
cuesta nada, ¿si?. Les dejo los datos de otro, es fácil, es como qué hacen un combo, dos por uno, va a ser fácil ¿te
parece?.
Me
fui del bar, bastante satisfecho, mientras
ponía en marcha el auto pensaba que me costó como media hora convencer al flaquito, pero al fin, terminé
haciendo negocio, es cierto, sigo siendo
bueno para negociar, no hay caso, al final tuve que poner cinco lucas más, pero,
bueno, el paquete no es caro, treinta y
cinco por dos no esta tan mal, me hubiera costado sesenta, tengo que verlo de
esa manera. Javier se lo merece, es un
flor de hijo de puta y mal bicho; y yo, no solo no me animo a suicidarme, sino
que además le tengo pavor a las armas.